Aumenta el nivel de colesterol malo y pueden producirse subidas de tensión arterial.
Posible desarrollo de obesidad. Debido a una alimentación incorrecta, la persona siente la necesidad de picar entre horas, lo que puede suponer un consumo elevado de grasas, azúcares y calorías.
Apatía, falta de energía e insomnio. Al saltarse el desayuno, hay que satisfacer las necesidades alimenticias del organismo por la noche, y dormir «con el estómago lleno» no se puede considerar un sueño de calidad.